jueves, 13 de noviembre de 2008

La crisis de 1930 y el New Deal







Las políticas aplicadas durante el periodo del New Deal para enfrentar a la crisis económica se centraron en un cambio en la naturaleza de la intervención estatal en la economía a fin de controlar los efectos del ciclo económico capitalista.
La política económica estatal apuntó a moderar los efectos de la sobreproducción y el subconsumo generado por el desarrollo del sistema capitalista. Con respecto al primer aspecto de la crisis, el objetivo fue absorber el excedente productivo mediante la demanda estatal, y, en lo referido al segundo aspecto, se busco incrementar la capacidad de consumo subsidiando la misma mediante diferentes legislaciones (seguro de desempleo, salario mínimo etc.) La base de ambos ejes de la política del New Deal fue el gasto deficitario del estado como medio de absorber el excedente de producción.
En lo referido al aspecto político el periodo esta marcado por una macada ampliación de las facultades legislativas del poder ejecutivo el cual se transformo en la usina generadora de los proyectos legislativos. También las presidencias de Roosevelt significaron un cambio en las formas de comunicar las acciones de gobierno a la población mediante un contacto más directo y espontantaneo con sus gobernados. Roosevelt se convirtió en el representante del estado benefactor que dejando el histórico papel de arbitro se transformo en el garante del bienestar de la ciudadanía, a través del énfasis puesto en la seguridad social y la acción colectiva, los programas asistenciales, las legislaciones que pusieron un piso a los salarios y un techo a las horas de trabajo el estado transformo su rol histórico.
El estado del New Deal tuvo que tratar con el crecimiento de la movilización obrera producto de la depresión económica y proliferación de las huelgas que contenían un cuestionamiento implícito al sistema económico. En este sentido se impulso la conformación del Congreso de Organizaciones Industriales con la colaboración de las empresas más importantes del país y la promulgación de la ley nacional de relaciones laborales. Esto permitió crear el marco necesario para la cooptación del movimiento obrero, canalizando el descontento hasta “los limites legítimos de la negociación colectiva”[1] y restringiendo el reclamo de los trabajadores al aspecto salarial. De esta manera se amplio la participación de los trabajadores en el proceso de producción pero dentro de los limites fijados por el sistema de ganancia, consolidando el proceso de racionalización económica mediante el disciplinamiento de la clase obrera. Como consecuencia “ el hecho de que el New Deal reconociera grupos sociales potencialmente antagónicos cumplió un propósito conservador y de integración: si se lograba que esos grupos colaboraran con la elite política y económica dominante teniendo en cuenta las reglas del capitalismo empresarial, se eliminaba toda posibilidad de que sus reclamos de reforma comenzaran a cuestionar las relaciones de propiedad fundamentales”[2]
Las relaciones del estado con los monopolios plantearon un serio dilema a los políticos del New Deal “ el problema de conciliar la libertad con el orden, el individualismo con la organización colectiva era antiguo, pero la creación de un sistema industrial altamente integrado en un país que durante largo tiempo había preservado sus tradiciones individualistas, democráticas y liberales presentaba el problema de un modo peculiarmente serio”[3]. El problema concreto consistía en que para contener la espiral deflacionaria se debía promover una dirección central además de favorecer la cartelización de las empresas, pero, al mismo tiempo, se debía dar la impresión de que se mantenían los ideales competitivos. Como consecuencia no se constituyó un programa único sino una serie de programas con objetivos a veces opuestos y contradictorios. El resultado de los mismos en la practica fue el crecimiento y fortalecimiento de acuerdos monopólicos debido al riesgo económico que implicaba enfrentar a poderosos grupos de intereses y a la amenaza de un proceso deflacionario.

Existe un amplio debate historiográfico alrededor de como debe interpretarse del New Deal. Las posiciones abarcan un espectro que va desde los historiadores que lo interpretan como un periodo revolucionario en la historia de Estados unidos hasta los que lo consideran como un giro conservador cuyo objetivo fue la regeneración del sistema capitalista golpeado por la crisis. Es innegable que fue un periodo de cambios en muchos aspectos de la sociedad la política y la economía norteamericana. Fundamentalmente cambio la naturaleza de la participación del estado en la economía, el rol que asumió el mismo frente a la población y como consecuencia la percepción de este por parte de la misma. Sin embargo, un análisis a fondo de estos cambios lleva a la conclusión de que estos no condujeron a ningún resultado revolucionario o reformista si no que fueron funcionales a la recuperación del sistema capitalista luego la crisis. En este sentido coincido con Wiley en que “existe una diferencia entre recuperación y reforma, y la estabilización del sistema capitalista no es, de ninguna manera, una condición previa necesaria para llevar a cabo una reforma social eficaz: la recuperación implica un intento por reconstruir el status que anterior a la crisis; la reforma implica cambios significativos en la base social y económica de la sociedad”[4] Por otra parte es discutible que el New Deal haya conseguido el objetivo de recuperación que se había propuesto, la depresión fue superada finalmente con el ingreso de los Estados Unidos a la segunda guerra mundial.
[1] Wiley, B. El mito de la reforma instaurada por el New Deal en “Una polemica historiográfica. El New Deal: ¿Una solucion eficaz para la gran depresión?” Fabio Nigra y Pablo Pozzi, comps. Huellas imperiales. Estados Unidos de la crisis de acumulación a la globalización capitalista (1930-2000). Bs.As. Editorial imago Mundi. 2003
[2] Wiley, B. Op. Cit.
[3] Hawlley, E. W. “El New Deal y el problema del monopolio” en Fabio Nigra y Pablo Pozzi, comps. Huellas imperiales. Estados Unidos de la crisis de acumulación a la globalización capitalista (1930-2000). Bs.As. Editorial imago Mundi. 2003

[4] Wiley, B. Op. Cit.

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