miércoles, 12 de noviembre de 2008

Estados Unidos hacia 1970 - El agotameinto del modelo de acumulación











Entre fines de la década de 1960 y principios de la de 1970 los Estados Unidos comenzaron a experimentar una crisis que abarco múltiples aspectos de su sociedad. La misma fue manifestación del agotamiento del modelo de acumulación instaurado en el periodo de posguerra.
Luego de la segunda guerra mundial Estados Unidos emergió como potencia mundial hegemónica, el acuerdo de Breton Woods y el plan Marshal formalizaron su dominio económico. Norteamérica se convirtió en el motor de la economía mundial, a través del crédito privado que financio la reconstrucción de los países devastados por la guerra, a su vez esto se tradujo en el crecimiento de la demanda de productos y maquinaria por parte de estos países, que impulso el crecimiento sostenido de la economía estadounidense. Esta hegemonía en el ámbito económico se encontraba estrechamente ligada a su poderío militar, “ los beneficios privados – derivados del comercio internacional, de la movilidad del capital americano y del papel financiero clave que desempeñaba Wall Street en el mundo- se basaban en la confluencia del poder económico y militar”[1]. La preponderancia Norteamericana se basó en dos ejes, su tecnología, que le brindaba enormes ventajas en productividad, y el apoyo político militar a sus inversiones en el extranjero. En los beneficios generados por las corporaciones norteamericanas, y como consecuencia de lo anterior, la expansión militar fue un factor fundamental. En 1955 los gastos militares representaban una parte del producto bruto nacional mayor al de la inversión bruta privada fija.[2] En este sentido se puede decir que la economía norteamericana se basó, durante este periodo, en una economía de guerra permanente, “ que tuvo su justificación política ideológica en la Guerra Fría”[3]. Por otra parte, en el ámbito interno, el gran acuerdo de posguerra entre Capital y Trabajo, mediante el cual “ los sindicatos habían de ayudar a mantener el orden y la disciplina de la mano de obra y las empresas a retribuir a los trabajadores con una parte del aumento de los beneficios generados por el aumento de la productividad, con una mayor seguridad de empleo y con una mejora de las condiciones de trabajo”[4]; fue el otro pilar que sostuvo el modelo de acumulación instaurado a partir de fines de la década de 1940.
Este modelo de acumulación comenzó a mostrar síntomas de desgaste en la segunda mitad de la década de 1960, para ingresar en un periodo de crisis estructural durante la década de 1970. En primer lugar la acumulación capitalista basada en una economía de guerra permanente generó una deformación de la economía que resulto un deterioro comparativo de otras ramas industriales vinculadas con el consumo civil que perdieron capacidad competitiva frente a las industrias de Japón y los países de Europa occidental. En el periodo comprendido entre 1955 y 1971 la participación de las exportaciones estadounidenses en el mercado mundial descendió de un 32% a un 18%, fenómeno acompañado por un aumento de las importaciones[5]. En esto reside una de las contradicciones fundamentales del modelo de acumulación, el acuerdo “ Breton Woods requería que Estados Unidos tuviera tanto una economía fuerte como un ejercito poderoso, lo primero para reforzar el papel del dólar como moneda clave y lo segundo para estabilizar las relaciones políticas necesarias para poder acceder a los mercados exteriores y garantizar el flujo ininterrumpido de dólares por todo el mundo. Pero estos requisitos resultaron ser tan contrapuestos como complementarios y los gastos militares acabaron socavando el poder económico”[6] Por otra parte el acuerdo Capital- trabajo comienza a mostrar también signos de erosión y comienza a ser cuestionado por los trabajadores frente a las presiones del capital por aumentar la productividad. La disminución de la “inseguridad material” entre las nuevas generaciones de trabajadores[7] y el bajo nivel del desempleo estimularon esta resistencia que se manifestó de manera espontánea ( sabotaje ausentismo limitación de resultados) y genero un aumento en el costo del trabajo originando un descenso en la rentabilidad.








En otro orden de cosas la hegemonía política estadounidense a nivel mundial también se encontró debilitada, la derrota en la guerra de Vietnam fue en cierta forma un punto de inflexión en este sentido generando una situación en la que Estados Unidos perdió capacidad real de respuesta frente a diferentes ofensivas provenientes del tercer mundo, tales como la decisión de los países exportadores de petróleo ( organizados en la OPEP) de elevar el precio del crudo, factor que por otra parte profundizo la crisis económica, o diferentes movimientos revolucionarios que amenazaban los intereses norteamericanos en distinto lugares del mundo. Por otra parte el régimen político en su relacion con la ciudadanía se encontraba resquebrajado, el manejo del poder ejecutivo por parte del presidente Nixon, que tuvo que renunciar en medio de un escándalo luego del caso Watergate, la derrota en Vietnam y la exposición ante la opinión publica de operaciones “secretas” durante el conflicto generaron una marcada perdida de la legitimidad de las instituciones.





Todos estos fenómenos dan cuenta de la decadencia de la estructura social de acumulación de posguerra. Durante la década de 1970 se asiste a una ofensiva de la clase dominante por mantener la tasa de ganancia, “ la política contractiva fue independiente de la administración Demócrata o Republicana que se encontrara en el poder efectivo. La decada de 1970 es de estanflación y represión(...) porque la realidad fue una sola: disciplinar al trabajo (...) reducir niveles salariales reales, aumentar la productividad, en suma, aumentar la tasa de ganancia sin importar las consecuencias mediatas e inmediatas para la economía real”[8] . De todas maneras estas políticas se manifestaron insuficientes y no lograron revertir crisis del modelo de acumulación, era necesaria una reforma estructural que reforzara la ofensiva contra el trabajo, reconvirtiera las estructuras productivas y generase un nuevo marco institucional que garantice el mantenimiento y la expansión de la tasa de beneficio capitalista.





En 1981 asumió la presidencia R. Reagan con el apoyo de los sectores más poderosos de la economía norteamericana y las corporaciones multinacionales para llevar adelante una reforma estructural del patrón de acumulación que permitiera detener la crisis económica y frenar el deterioro del poder estadounidense en el ámbito internacional. En principio se consideró necesaria una reestructuración económica que abandone los principios del keynesianos, una vuelta a los principios del libre mercado a partir de una reducción de las actividades estatales que distorsionaban el libre juego del mismo, una profunda desregulación de la economía. Esto fue acompañado por una política de restricción monetaria ( que ya había comenzado durante el ultimo tramo de la administración Carter a instancias del titular de la Reserva federal, P. Volcker), lo que resulto en un marcado incremento de las tasas de interés, que de 1978 a 1981 pasaron de un 7.5 % a un 20%, una reducción impositiva a las inversiones y los bienes ( que benefició a los sectores de mayores recursos) que, según sostenían, no iba a resultar en un desequilibrio presupuestario debido a que estimularía el crecimiento económico y por ende la recaudación fiscal. El supuesto objetivo de estas medidas era dinamizar la economía y la reducción del déficit fiscal. En realidad el resultado fue un déficit fiscal elevadísimo. La recuperación económica inicial del periodo se basó en una demanda estimulada por déficit fiscal de 200 mil millones de dólares y un presupuesto militar de 600 mil millones de dólares, el cual aumento entre 1980 y 1985 un 51 %, representando el 27% del presupuesto nacional[9]. En este sentido se puede sostener que aumentaron y cambiaron las características dela intervención del Estado en la economía con el objetivo de superar la crisis.





Por otra parte la ya mencionada suba de las tasas de interés junto con la desregulación del sistema financiero fue funcional a los fines de captar capital internacional para reconvertir a la economía norteamericana. Siendo que se consideraba como problema de fondo la falta de competitividad de la industria en relacion con la japonesa o la alemana, la “ política de reconversión estructural (neoclásica) debía ser acompañada con una política de reindustrialización”[10]. Esta ultima apunto a favorecer el desarrollo de sectores industriales ( vinculados principalmente con los productos de alta tecnología y la industria de armamentos) mediante la implementación de avances científicos y técnicos que resultaron en crecimiento de la productividad reduciendo la mano de obra utilizada y el costo de la misma.





El efecto redistributivo de esta política económica fue un marcado aumento de la polarización social entre la población estadounidense trazando “un modelo de acumulación basado en un sobreconsumo particular: o sea, se pretende dinamizar la economía sobre la base de la demanda generado por el consumo de los sectores de mayores ingresos”[11], y el debilitamiento de la industria de producción masiva para el mercado interno, lo cual implicó la evolución de las corporaciones industriales en conglomerados diversificados dominados por estrategias financieras especulativas. De esta manera “ Estados unidos, entonces y como definición estratégica de la clase dominante, decide dejar caer a los sectores que no contribuyen en la definición a largo plazo de su liderazgo”[12] , el nuevo modelo económico “se sostiene con alto nivel de consumo de bienes con alto valor agregado y orientados a sectores medios y altos, y bajos salarios para los que lo producen”[13]





La otra cara de la moneda fue el aspecto relacionado con la política exterior. El objetivo numero uno de la administración Reagan era la recomposición de la hegemonía política estadounidense en el ámbito internacional. La implementación de una política militar de línea dura, con un aumento del poderío militar, producto del aumento presupuestario antes mencionado, y una marcada política intervensionista en el extranjero, a través de una vuelta a la retórica de la guerra fría y con el objetivo manifiesto de contener el avance comunista. Principalmente en la región que Estados Unidos consideraba como de influencia natural. De esta manera llevo adelante intervenciones en Centroamérica (El Salvador, Granada, Nicaragua) en forma directa o encubierta. La retórica de gobierno era que se debía estar preparado para intervenir a la escala en que fuera necesario y donde fuera necesario a fin de proteger sus intereses estratégicos, poniendo de manifiesto el giro de la política exterior luego del periodo de distensión producto del resquebrajamiento que había sufrido la capacidad de intervención norteamericana en la década de 1970, luego de a guerra de Vietnam.[14]





Luego de la caída de Unión Soviética se genero un debate al interior de la clase dominante norteamericana en torno a dos ejes. El primero giraba acerca del carácter innecesario de mantener el gasto militar en los niveles del periodo de la guerra fría y el segundo acerca de las características del sistema capitalista internacional, y la relacion que iba a mantener Estados Unidos con las otra potencias capitalistas. Las diferentes posiciones en este debate reflejaron una disputa al interior de la clase dominante. Por una parte los sectores vinculados al mercado interno sostenían que se debía reactivar el mismo por medio del gasto estatal, en servicios sociales y créditos para la industria, desvinculando el poder económico del poder militar y, aceptar, de esta manera, un orden mundial tripolar donde Estados Unidos compitiera en términos estrictamente económicos con las otra potencias ( Europa occidental y Japón). Por otro lado los sectores vinculados con la industria armamentista, las corporaciones multinacionales y el sector petrolero aspiraban a instaurar un nuevo orden mundial unipolar, reestableciendo la hegemonía económica de Estados Unidos a través de una política internacional agresiva que explotara las debilidades del tercer mundo y la inferioridad económica de Europa y Japón. Al mismo tiempo sostenían que se deba integrar económicamente a Latinoamérica a los Estados Unidos con el fin de acaparar recursos y ampliar mercados. En definitiva “se trataba de utilizar el poderío militar para controlar recursos, retener mercados y mantener subordinados a los competidores económicos posibles”[15] La intervención militar en le Golfo Pérsico, luego de la invasión de Kuwait por parte de Iraq, durante el gobierno de G. Bush marco la prevalencia de la segunda posición, acentuándose la política exterior en esta dirección durante el gobierno de G. Clinton, el cual, “como sus predecesores (...) esta conduciendo políticas que promueven el crecimiento de las corporaciones globales a expensas de la economía interna”[16]





En este marco se reforzó el embate por parte de Estados Unidos para consolidar su imperio informal en Latinoamérica. La estrategia regional implementada con este objetivo operó en tres niveles que interactúan y se relacionan mutuamente. En primer termino la imposición de una política económica basada en la “liberación de los mercados”. La misma consistió en un desmantelamiento de la regulación estatal, la privatización de empresas publicas, la disminución del papel del mercado y los productores domésticos y la reducción de los costos de mano de obra. La implementación de estas políticas “ facilitan la adquisición por parte de corporaciones estadounidenses de empresas de producción y extracción locales, mantienen el pago de deudas externas y disminuyen el pago de salarios e impuestos corporativos”[17], esta estrategia no crea ni expande lugares de producción, sino que se apodera de excedentes invertibles y los drena hacia Estados Unidos, lo cual esta relacionado con el viraje estadounidense hacia una economía basada en el capital financiero[18]. En segundo lugar una estrategia militar que apunta a sostener e instalar regímenes que promueven políticas de “libre mercado”, socavando los potenciales movimientos nacionales que defiendan desarrollos alternativos. Esta estrategia militar puede operar de diferentes formas: como narcointervencion, como Guerra de baja intensidad, como intervención directa a gran escala o como convergencia ideológico-burocrática rutinaria. Por otra parte cumple la función de compensar las consecuencias socio-económicas del “ saqueo de libre mercado”[19]. Por ultimo la estrategia a nivel político consistió en la promoción de regímenes electorales “ que sirven para proporcionar seudolegitimidad a los sistemas autoritarios y explotadores mientras pretenden realizar programas que sean compatibles con los intereses hegemónicos del Estado imperial”[20].





Por otra parte la puesta en vigencia del NAFTA y las políticas tendientes a la instauración del ALCA, parecen indicar el interés de los Estados Unidos en conformar un bloque regional que les permita apuntalar su hegemonía frente a sus competidores Japón y la Comunidad Europea.
En el contexto actual, luego del ataque a las torres gemelas en septiembre de 2001, y la posterior invasión de Afganistán e Irak, justificadas por el discurso de lucha contra el terrorismo, los Estados Unidos parecen atravesar un periodo en el cual su hegemonía es inestable. La guerra de Irak le proporciona presencia militar en el región Golfo Pérsico y un acceso preferencial a sus recursos, lo cual es una ventaja frente a sus competidores, pero es de destacar el hecho de que importantes potencias europeas y la ONU no respaldaron la acción como en otras oportunidades, lo cual denota cierto aislamiento a nivel internacional y una decadencia de la influencia política Norteamericana. Por otra parte se encuentra empantanado en una guerra a la cual parece no existir una salida rápida, los intentos por establecer un gobierno “democrático” y “autónomo” no parecen estar dando buenos resultados. En este contexto, de hegemonía inestable con una potencial proliferación de los conflictos producto de su “lucha contra el terrorismo”, la conformación de un bloque regional propio parece ser vital para estabilizar su economía a pesar de los problemas que esto podría conllevar para la estabilidad continental y sobre todo para la estabilidad interna de los Estados Unidos.









[1] S. Bowles, D. Gordon, T. Weisskopf. La economía del despilfarro. Madrid. Alianza Universidad. 1983
[2] F. Nigra y P. Pozzi “De la posguerra a la crisis norteamericana. La reestructuración económica en el capitalismo norteamericano (1970-1995)” En F. Nigra y P. Pozzi comp. Huellas imperiales. Estados Unidos de la crisis de acumulación a la globalización capitalista (1930-2000) Bs. As. ED. Imagomundi. 2003
[3] F. Nigra y P. Pozzi. Op. Cit.
[4] S. Bowles, D. Gordon, T. Weisskopf. Op. Cit.
[5] S. Bowles, D. Gordon, T. Weisskopf. Op. Cit
[6] S. Bowles, D. Gordon, T. Weisskopf. Op. Cit
[7] S. Bowles, D. Gordon, T. Weisskopf. Op. Cit
[8] F. Nigra y P. Pozzi. Op. Cit.
[9] F. Nigra y P. Pozzi. Op. Cit.
[10] F. Nigra y P. Pozzi. Op. Cit.
[11] F. Nigra y P. Pozzi. Op. Cit.
[12] F. Nigra “Una interpretación sobre el nuevo orden mundial” En F. Nigra y P. Pozzi comp. Huellas imperiales. Estados Unidos de la crisis de acumulación a la globalización capitalista (1930-2000) Bs. As. ED. Imagomundi. 2003
[13] F. Nigra Op. Cit.
[14] M. Klare “ El ataque contra el síndrome de Vietnam” Sin datos
[15] P. Pozzi “ De la Guerra del Golfo al imperialismo de los derechos humanos. La lucha por mantener la hegemonía norteamericana” En F. Nigra y P. Pozzi comp. Huellas imperiales. Estados Unidos de la crisis de acumulación a la globalización capitalista (1930-2000) Bs. As. ED. Imagomundi. 2003
[16] J. Petras y M. Morley “La administración Clinton: Liderazgo global vs. Política interior” en N. Chomsky Clinton. La política del actual gobierno de Estados Unidos. Bs. As. Ed. Del instituto movilizador de fondos cooperativos. 1994
[17] J. Petras América Latina: pobreza de la democracia y democracia de la pobreza. Rosario. Homo Sapiens ediciones. 1995
[18] J. Petras Op. Cit.
[19] J. Petras Op. Ci
[20] J. Petras Op. Ci

1 comentario:

uilleogsadeghi dijo...

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